MTB, Do It Yourself, Cybercrating e industria 4.0

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Nos situamos en 2005. Sí, hace ya más de 10 años. Es en ese momento cuando escucho a Neil Gershenfeld hablar de la fabricación personal. Cybercrafting lo llegamos a denominar. Desde su puesto de director del Center for Bits and Atoms del MIT, este hombre explicaba una idea sencilla: pasar del ordenador personal a la fabricación personal. Sí, se refería a los FabLabs. El libro de referencia: The Coming Revolution on Your Desktop–From Personal Computers to Personal Fabrication.

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Es mucho tiempo el que ha transcurrido desde que posteamos sobre este asunto. Hoy la industria 4.0 se define como eso que parece que el primer mundo debe de hacer para seguir manteniendo manufactura en su territorio. Lo físico y lo digital fundidos en una concepción avanzada: smart manufacturing. Es la nueva ola, es lo que toca para mirar al futuro. Alemanes, americanos y también en esta parte del sur de Islandia, todos lo definen como «la estrategia». Hasta la cumbre de Davos lo bendice. Qué miedo.

Con una MTB de gama alta el usuario suele comenzar en muchas ocasiones una loca carrera por personalizarla. En gran parte para rebajar peso si de lo que hablamos es de un modelo enfocado hacia el Cross Country. La obsesión del sub-10: una bici por debajo de los 10 kilos de peso. Eso sí, la mayor parte de usuarios no fabrican nada. Su arma es Internet para buscar precio y características de los componentes. Y comienza la loca carrera por modificar lo que un día llegó de serie. O no tanto porque se personalizó el producto desde el origen, sea mediante opciones del fabricante o mediante artimañas de quien compra.

Gershenfeld tomó el ejemplo de la bicicleta para pensar en que una versión digital pudiera viajar vía correo electrónico: e-mail a friend a bycicle. La digitalización haría posible que el producto fuera replicable siempre que se dispusiera del FabLab correspondiente al otro lado del correo. Esas personas a las que llamamos lead users del MTB seguro que disponen de cierta infraestructura en sus garajes. No un FabLab pero sí cierta propensión al bricolage. Gente a la que le gusta tocar las cosas y modificarlas. Para ellos la industria 4.0 quizá quede muy lejos, pero la idea de microfabricación que propone Local Motors suena atractiva en este mundo.

¿Podría pensar un fabricante en infraestructuras micro de diseño y fabricación de MTB? Otro modelo de manufactura, por supuesto. Pero todo cambia a tal velocidad. Quién nos iba a decir que saldría al mercado una revista dedicada al e-MTB, pero no «e» de electrónica sino de electricidad: MTB con asistencia eléctrica al pedaleo. Cosas veredes, amigo Sancho.

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