Construcción social de tecnología: la bicicleta de montaña

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Mecanos
Por simplificar, uno puede entender un artefacto bien desde el punto de vista «ingenieril» o bien desde un punto de vista «social«. En el primer caso priman las decisiones técnicas: ciertas características se imponen porque ofrecen más garantías a la hora de resolver retos de prestaciones o diseño. En el segundo caso se entiende que cualquier producto creado por el ser humano llega a ser lo que es no tanto por las «mejores soluciones tecnológicas» sino por complejos procesos de influencia mutua entre las personas.

En realidad la pregunta de fondo es: ¿por qué un artefacto es como es hoy en día? Claro, en nuestro caso, pensemos en una bicicleta de montaña. ¿Por qué es cómo es? ¿Es la consecuencia de eficaces campañas de marketing?, ¿de descubrimientos tecnológicos que se imponen a soluciones ya existentes pero menos eficientes?, ¿de gustos y experiencias de uso de la gente que monta en bici y que, a fin de cuentas, son quienes las compran o no? ¿Por qué una bici de montaña es como es?

El enfoque social de la tecnología se explica desde la corriente del constructivismo.

En psicología el constructivismo se define como una corriente de amplio espectro con muchos matices aunque compartiendo unas ideas de base: una epistemología relativista, una idea de la persona como agente activo y una interpretación de que el conocimiento se construye como un proceso social y ubicado en un contexto cultural e histórico.

Esto escribíamos en la memoria del proyecto de investigación que defendimos en junio del año pasado y que es la base de la tesis doctoral actualmente en curso. El foco, siguiendo este enfoque constructivista, lo situamos en lo que cada persona «trae consigo» y que sirve como materia prima para ir construyendo el conocimiento alrededor la bici. En el foro de la Orbea Oiz que nos sirve como caso de investigación, se habla por ejemplo de «sillín oficial», un curioso constructo que se impone como suma de experiencias con un determinado modelo de sillín. El calificativo de «oficial» no deja de ser sino una validación colectiva (social) de un componente de la bici, el sillín, que sustituye, por cierto, al que se ofrece por defecto por parte de la marca.

Sí, la tecnología (el producto) se va construyendo sobre la base de interacciones entre personas, donde cada cual aporta lo que es y quiere ser. De hecho la «mejor» tecnología no necesariamente se impone. De ahí el inmenso campo que se abre para entender cómo algunas se generalizan y tienen «éxito» y otras, en cambio, se quedan en el camino.

La foto es de José M. Macías en Flickr.

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