Crítica a la «escuela» de la innovación de usuario

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En todo marco conceptual que soporta una investigación conviene dar espacio a quienes han criticado las teorías en que se basa el trabajo. En el caso de la innovación de usuario y más en contrato la que proviene de los usuarios líderes, hay que citar, entre otros, un artículo publicado en 2013 en la revista Prometheus: Users as innovators? Exploring the limitations of user-driven innovation. Sus autores son  Paul Trott, Patrick Van Der Duin y Dap Hartmann. Ahí se ponen en cuestión buena parte de los supuestos del enfoque de von Hippel y compañía.

Las críticas se agrupan en tres grandes bloques:

  1. Conceptual: se confunde «invención» con «innovación».
  2. Metodológico: se realiza un uso inadecuado del método de caso y se generaliza sin rigor.
  3. Empírico: la evidencia muestra que las mayores innovaciones han tenido origen tecnológico.

Conste que me parece muy interesante este tipo de artículos para rebatir el «discurso oficial» en torno a una escuela de pensamiento, como quizá se pueda entender ya la de «lead user» por su relevanica académica. Ahora bien, el artículo en cuestión creo que adolece de cierta dispersión en su crítica, sobre todo en la parte final, con bastantes obviedades. Pero, insisto, interesa mucho leer este tipo de contrapesos.

En el fondo se viene a insistir en el concepto de innovación como proceso complejo, resultado de la interacción entre diversas partes y como tal contingente, tal como en su día propuso Keith Pavitt al exponer su famosa taxonomía de los cuatro diferentes tipos de organizaciones. Seguramente que diferentes sectores en diferentes momentos requieren una interacción única entre todos los elementos que soportan su innovación como para pensar en que una simplificación de la fuente -dentro/fuera- sea suficiente.

Insisto en que conviene atender a las voces críticas porque siempre ayudan a afilar punta al lápiz propio. En mi caso, la investigación me está conduciendo a acotar las circunstancias en que la innovación de usuario puede tener sentido. Y veo con claridad que hay diferentes circunstancias y que se puede llevar a cabo de diferentes maneras (incluso con ciertas precauciones). Por otro lado, las personas usuarias son susceptibles de ser clasificadas de diferentes maneras de acuerdo con el objetivo que se persigue al innovar.

Quiero entender que la propuesta de von Hippel y toda la escuela que se alinea con la innovación de usuario abre un panorama amplísimo en el que parece que caben diferentes opciones. Por ahí creo que tiene sentido investigar: por eso la idea de innovación contingente de Pavitt (a la que se alude en el artículo) nos viene como anillo al dedo. Sí, también tiene sentido la innovación de usuario… ¡contingente!

La referencia completa del paper citado en este artículo:

Trott, P., Duin, P. V. D., & Hartmann, D. (2013). Users as innovators? Exploring the limitations of user-driven innovation. Prometheus, 31(2), 125-138.
La imagen es de Mark Linksvayer en Flickr.
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