La importancia de un manual de estilo para escribir una tesis doctoral

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Ahora que estoy enfrascado de lleno en la redacción de la tesis doctoral, no tengo duda alguna de la importancia de disponer de un manual de estilo. Me refiero, tal como se define en la wikipedia, a «una guía compuesta por un conjunto de criterios preceptuados, por normas para el diseño y la redacción de documentos, ya sea para el uso general, o para ser utilizados por los redactores de periódicos u otras organizaciones que también publican textos». Es algo así como un mapa de carreteras para saber que vas transitando por vías que conducen con garantías al destino final.

Normalmente cada institución académica debería tener el suyo, con una gran parte de elementos comunes y con ciertas particularidades derivadas de su imagen corporativa. Entre las clases de doctorado a las que he asistido tuvimos un módulo dedicado a la redacción de textos científicos pero, siendo sincero, se me quedó muy corto y con un enfoque demasiado restringido a aspectos operativos.

Tal como está concebido el proceso de elaboración de una tesis doctoral (si vas por la vía clásica y no por la publicación de una serie de papers en revistas de alto impacto), la escritura se convierte en una de las claves. Al final del camino entregarás un documento a quienes conformen el tribunal. Ese documento debe mantener unas reglas: la ortodoxia de lo académico pero, al mismo tiempo, el rigor de un estilo que define en cierta manera a la institución que está por detrás.

Creo que este manual de estilo de una institución académica debe incluir al menos orientaciones sobre cuatro grandes áreas:

  • la coherencia con la identidad/imagen corporativa global de la institución
  • las normas básicas de redacción y estructura de los documentos más importantes que la institución genera
  • recomendaciones sobre escritura fluida y corrección gramatical (incluyendo orientaciones sobre lenguaje no sexista)
  • orientaciones sobre las alternativas de licenciamiento de los contenidos

Y mientras escribo esto, no hago sino pensar que muchos de los textos académicos que escribimos necesitan un lavado de cara para actualizarlos al siglo en que vivimos.

La imagen es de Raúl Hernández González en Flickr.

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2 Comentarios

  1. Maripuchi

    A los textos académicos les pasa lo mismo (o parecido) que a los textos de la administración pública. Suelen ser tediosos e ininteligibles. No tanto porque el contenido lo sea, sino por la forma en la que están redactados.
    Cuando no hay otra, mejor normalizar.
    Amén.

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    1. Julen Iturbe-Ormaetxe (Autor del artículo)

      Pues sí, Cristina. Lamentablemente alguien está empeñado en ponerse en el siglo XIX. Incomprensible a estas alturas de partido. En fin, espero que a peor, al menos, no vayamos 😉

      Responder

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