Rutinas para escribir una tesis doctoral

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2012-259 A Writing Six-Word Story

Supongo que cada cual tendrá que buscarse la manera en la que consigue generar una rutina de escritura suficiente como para terminar con la tesis doctoral. Es decir, no creo que exista una manera sino que cada cual, de acuerdo con sus hábitos, tendrá que encontrar la suya. Y que funcione, claro. Por eso este post no tiene tanto de receta cuanto de ejemplo. Comparto algunas de mis rutinas por si a alguien le pueden inspirar.

En primer lugar, ¿cuándo tengo la mente mas despejada y en mejores condiciones? A partir de las cinco de la mañana. Esa es la hora a la que me levanto, incluyendo fines de semana. Esa es la hora en la que más a gusto escribo. Tranquilidad, foco en el asunto, sin interrupciones. Sí, desde las cinco hasta las ocho es un buen momento. Pero también es cierto que la inspiración es caprichosa y a veces llega a otras horas. El caso es no dejarla pasar. No obstante, como digo, si hay que elegir, me quedo con la primerísima hora de la mañana.

Llevo ya tiempo jugando con el avance en el número de palabras que contiene el documento que estoy escribiendo para la tesis. Ahora mismo, por ejemplo, vamos por las 90.341. Eso dice Word. Yo lo traslado a una hoja de cálculo para disponer de una herramienta que me permita ver que sí, que progresamos adecuadamente. Veo el horizonte, hasta dónde debería más o menos llegar, lo que falta, lo que ya hemos recorrido, el ritmo y cosas así. Existe un flujo, pero necesito cuantificarlo, para mi tranquilidad y también como exigencia.

Una tercera rutina tiene que ver con el gestor bibliográfico. Siempre abierto, siempre al rescate cuando hay que buscar quién dijo qué y dónde lo dijo. Es un asistente fenomenal que indexa y que está ahí para darle respaldo académico a lo que escribimos. No podría escribir sin el gestor abierto. Las fuentes están clasificadas con sus etiquetas correspondientes, pero reconozco que muchas veces tengo que recurrir al buscador que lleva integrado porque ¡no soy capaz de recordar todo lo que uno va leyendo!

Cada capítulo lleva su plan de entrega. Lo acordé con mi director y codirector y me sirve para saber que hay hitos que no debo olvidar. Los compromisos son los compromisos y están ahí para cumplirlos. Sé que a lo mejor me vuelvo demasiado cartesiano y hasta un tanto ridículo, pero no me puedo permitir usar más tiempo del que he previsto. Bastante es ya como para que se nos vaya de las manos.

Me gusta escribir pero la constancia que requiere componer un documento tan largo necesita de pequeños hitos intermedios. En algún momento he manejado listas de objetivos parciales dentro de cada capítulo, normalmente asociados a partes de esos capítulos. También me parece fundamental disponer del dibujo completo del documento. Siempre trabajo con el panel de navegación de procesador de textos abierto para moverme rápido de una sección a otra del libro.

En fin, como decía, ni quiero ni debo sentar cátedra, pero es cierto que cada cual deberá encontrar su modo. El mío va por aquí. Sabremos si ha funcionado el día que entreguemos la tesis y nos den el visto bueno. Hasta entonces, solo son buenas intenciones 🙂

La imagen es de Denise Krebs en Flickr.

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2 Comentarios

  1. Nick

    cuanta resolución? cuantas ventanas simultáneas? cuantos monitores?

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  2. Julen

    Jeje, no es para tanto, joder. Eso sí, ventanas las que haga falta: a veces un par de ellas para el procesador de textos, Zotero siempre abierto, el navegador ofcors…

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