Sobre matriculaciones y bicicletas eléctricas que no lo son

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AMBE, la Asociación de Marcas y Bicicletas de España, publicaba recientemente un artículo aclarando la normativa de matriculación que no afecta a las EPAC (bicicleta de pedaleo asistido con tope en los 25km/h y 250W). Sí, lees bien, no hay que matricular eso que habitualmente llamamos «bici eléctrica», pero que convive con otros artefactos que sí que habría que matricular. El problema es la proliferación de vehículos a dos ruedas que disponen de asistencia eléctrica y, claro, el jaleo está servido, sobre todo al haber aparecido la instrucción 19/V-134 de la DGT en la que se informa de la obligatoriedad de matricular las bicicletas eléctricas L1e-A y también las L1e-B. El asunto es que no, esas no son las habituales «bicis eléctricas».

Según explican en el artículo de AMBE existen otros dos tipos de vehículos que no tienen la categoría de bici eléctrica (la que no hay que matricular) y que están confundiendo al personal. La citada instrucción técnica debería especificar que las bicis eléctricas (tope en 250W y desconexión a los 25 km/h) no requieren matriculación. Entonces, ¿qué vehículos sí requieren matriculación? Se trataría de las powered cycles (<1.000W y <25km/h), que funcionan como bicis de carga y que deben ser homologadas según el Reglamento EU 168/2013, matriculadas y aseguradas; así como las speed ebikes (<4.000W y <45km/h), que también deben ser matriculadas y aseguradas. Ambos vehículos tienen que pasar ITV y necesitan permiso de conducción de ciclomotor.

Es evidente que la proliferación de artefactos para la movilidad urbana nos está metiendo a todos en un buen lío. Las normativas muchas veces se ven sobrepasadas por la diversidad de vehículos. A veces no es fácil distinguir entre una bici eléctrica, un patinete eléctrico (los hay de mil formas y colores) y los mil y un engendros que pueblan nuestras aceras y calles. Porque hoy es el día en que los ves junto al tráfico rodado y también por las aceras. Me temo que estamos ante un pequeño lío que implica civismo y normativa.

El mercado de la bici eléctrica sigue creciendo. Y más que lo hará, según todos los indicios. Frente a aquella simple distinción entre peatón y vehículos, hoy hay que repensar los espacios. La complejidad de la oferta de vehículos eléctricos de movilidad personal plantea un reto de convivencia. La bicicleta ya había ganado su espacio como ejemplo de movilidad sostenible y saludable. Ahora aparecen, sin embargo, un montón de artefactos que requieren menos esfuerzo físico y que compiten con la bicicleta como medios más o menos saludables de movilidad urbana. En comparación con el coche, deseables, pero en comparación con la bici, no tanto. En fin, como decía, un buen jaleo.

La imagen de cabecera de este post, tomada de la Mesa Española de la Bicicleta, puede servir de referencia para convivir en nuestras ciudades. Y, como siempre, no conviene olvidar que lo que buscamos es que haya menos coches. ¿O no está tan claro?

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