Cafés y bicis, espacios para compartir una pasión

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LaFabrica Girona

Imagen del fantástico local de La Fábrica en Girona

Muchas veces hablamos de las bicis como una especie de universo, una forma de estar y de pasar por este mundo. Aunque, al mismo tiempo, son muchas las tribus que caben dentro de ese universo. Si la lista de modalidades para practicar montando en una bici es larga, dentro de cada práctica hay diferentes maneras de vivirla. Quizá algún día haya que hacer inventario y ahí se verá que los nichos son tantos que hará falta espacio para repasarlos todos. El caso es que, desde una u otra forma de entender la bici, a todas las personas que las usamos nos gusta que haya lugares en donde nos podamos reunir para estar a gusto: este es el caso, por ejemplo, de los cafés temáticos alrededor de la bici.

Por esta parte del sur de Islandia, lamentablemente, no conozco ningún bar o cafetería que haya centrado su identidad en torno a la bici. Bueno, podemos acordarnos de Markel Irizar, que tiene un café bien chulo en Oñati, BiziPoz, pero sin ese plus temático ciclista en el local. Sin embargo, a nivel estatal podemos encontrar algunos buenos ejemplos: La Fábrica en Girona, La Bicicleta Café en Castellón, La Ciclería en Zaragoza o La Bicicleta Café en Madrid. Pero creo que donde se llevan la palma es en Barcelona. Quizá la tienda de Orbea, Campus BCN, la podamos incluir en estos nuevos formatos y también, cómo no, a The Bike Club, que fue el impulsor de este tipo de locales. Allí en Barcelona también puedes disfrutar también de On y va y de El ciclista, este último más de copas y con otro aire.

Estos espacios que se presentan como lugar de ocio, con una mirada más amplia que la que proporciona la «tienda de bicis» de toda la vida, son una apuesta muy interesante. Como creo que se puede deducir de los artículos que estamos dedicando al comercio minorista de la bicicleta, hace falta imaginación. Los modelos de compra online están cargándose una buena parte de ese comercio tradicional y de ahí que haya que atraer a la clientela con propuestas diferentes.

No tengo duda de que seguiremos teniendo tiendas de barrio, menos mal. Pero no serán como las hemos conocido. Tendrán que buscar una conexión de valor con sus clientes, unas experiencias a través de las cuales a la gente le guste ir a pasar allá un buen rato y, quizá, de paso comprar. Bueno, eso siempre será el final de esta historia por parte de quien quiere ganarse la vida a cuenta del local en el que ha invertido, ¿no?

Debo decir que, por supuesto a nivel internacional hay muchísima más oferta (aquí puedes encontrar una relación, pero la lista supongo que sería interminable). Otro día podemos hacer una recopilación de esos lugares que suelen acabar citados en casi todas las reseñas de lugares de mejor ambiente ciclista para tomarse algo y de paso pensar en futuras vacaciones.

Estos lugares pueden representar, por tanto, nuevas formas de encarar una relación con los clientes, que busque un contacto más allá del motivo final de la compra. Lo lógico sería que por allí pasaran las marcas para hacer sus presentaciones, que se organizaran charlas, talleres de diverso tipo, que se fomentara el sentimiento de «club», de pertenencia a una comunidad. No olvidaría, desde luego, abrir un soporte online para complementar el contacto físico que se da allí dentro. Y desde luego que cuando digo «compra» pensaría en un catálogo que no se nutriera solo de lo directamente relacionado con la bici sino que la entendiera como un estilo de vida.

En resumen, convendría ver qué tal están funcionando estos locales aquí y en otras partes del mundo para hacer evolucionar al comercio minorista de la bicicleta, ¿no?

Nota.- La imagen está tomada de la web de La Fábrica, de Girona.

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