Personas usuarias de la bicicleta, diversas y contradictorias

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Este sábado pasado me acerqué aquí donde vivo, en Bilbao, a una concentración organizada por Biziz Bizi para reivindicar un bidegorri (carril bici) paralelo a la ría por su margen derecha hasta la desembocadura: la III Marcha en Bicicleta de Bilbao al mar. Algo que cualquier persona con dos dedos frente encontraría lógico debido tanto a la frecuencia con la que se usa esta ruta, llana y agradable, y la aparente simplicidad de su trazado. Pero estamos en 2017 y nada de nada, pasa el tiempo y no hay carril bici.

Mientras esperaba para tomar la salida frente al palacio de la Diputación en la Gran Vía, caía en la cuenta de la diversidad de gente que estaba allí congregada. Mucha familia con sus niñas y niños, estética hippie, bicis de paseo de toda la vida, bicis urbanas, bicis de monte, bicis de carretera, unos cuantos hipsters, cacharros oxidados, alguna que otra máquina de 6.000 euros para arriba, un par de abuelos entrañables… No sé, quizá habría merecido la pena ir algo antes  e inventariar la fauna humana que estábamos allí porque, desde luego, habría servido como estudio de mercado para caer en la cuenta de la diversidad de humanos que hoy en día aglutina la bicicleta.

Y mientras miraba y me sorprendía, la pregunta que me venía una y otra vez a la cabeza era: ¿es posible que una marca atienda esta heterogeneidad? Mi respuesta: imposible. Vale, hay un concepto general detrás de todo: una máquina con dos ruedas y con pedales. Pero a partir de ahí, si nos pusiéramos a dibujar los típicos «customer journey» de cada persona usuaria de la bicicleta encontraríamos algo ingestionable desde el punto de vista de producto/mercado.

No queda sino decidir cuál es la apuesta que una marca o un distribuidor van a poner sobre la mesa. ¿A quién te diriges y con qué propuesta de valor? Sí, lo de toda la vida cuando pones un negocio en marcha. Nada nuevo bajo el sol. Pero es cierto que acudiendo a este tipo de marchas reivindicativas todo resulta más obvio: no vas a poder atender a toda esta gente que se mueve en bici. Tienes que elegir: ¿cuál es, entonces, tu elección?

Termino con una reflexión respecto a la convivencia la bici con peatones y coches. La marcha, por el número de personas congregadas, iba dificultando el tránsito de coches a estos dos colectivos vecinos. Peatones quejándose de que no podían cruzar en un semáforo y conductores que se iban calentando con la espera. La consecuencia: más de una bronca y nervios a flor de piel en más de una ocasión. Tan cerca lo vi que terminé por dejar a aquella marea que siguiera bajando junto a la ría. Tras veinte minutos me retiré a dar un paseo por Bilbao. Pensaba lo difícil que hacemos a veces la convivencia entre todas las partes. Qué pena.

La imagen está tomada de la web de Biziz Bizi.

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2 Comentarios

  1. Venan

    Pues yo creo que el futuro está en eso, en disponer de una fábrica que en función de tus gustos, tus necesidades y tus medidas sea capaz de diseñar, fabricar y vender a un precio razonable la bicicleta que más se amolde a tus necesidades.
    Un asistente que te permita y te ayude a introducir tus datos, género, edad, lugar, datos antropométricos, peso, gustos, tipo de recorrido, … te vaya haciendo propuestas y finalmente lleguemos al «patrón» del sastre con una bici a tu medida con tus necesidades cubiertas en su mayor parte (incluyendo los «accesorios», portabidones, herramientas, calas, zapatillas, culottes, maillots, cortavientos, …). Si un coche que es algo mucho más complejo puede facilitar esas herramientas de adaptación/customización, ¿por qué no una fábrica o un proveedor de montaje de bicicletas? Sería una «fidelización» permanente, dispongo de las medidas de mi cliente, en cuanto él quiera puede acceder a mi sistema y comprar lo que necesite adaptado expresamente a él. Y, por parte de la empresa, todos esos datos, serían la base de su «big-data» una información que como estamos viendo podría ser vital para el futuro de la propia empresa, y que analizada, puede resultar en lo que tan de moda está denominándose como «transformación digital».

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    1. Julen Iturbe-Ormaetxe (Autor del artículo)

      ¿Y qué hacemos con las tiendas, Venan? 😉

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