Uno de los supuestos de los que partimos en nuestra tesis tiene que ver con una manera particular de comprender cómo se crea el conocimiento científico en general y la tecnología en particular. Se trata de lo que se venido en llamar, por sus iniciales en inglés SCOT: Social Construction of Technology. Vamos a explicar un poco de qué va esto basándonos en este artículo: Pinch, T. J., & Bijker, W. E. (1984). The social construction of facts and artefacts: Or how the sociology of science and the sociology of technology might benefit each other. Social studies of science, 399-441.
Nos apoyamos en él porque usan precisamente a la bicicleta como «tecnología» a través de la cual ejemplifican este enfoque de construcción social. Lo que vienen a decir es que el proceso de creación tecnológico no es lineal sino que alterna «variación» y «selección». Así, cuando explican cómo se fue conformando el artefacto tecnológico que hoy concebimos como bicicleta dicen:
In deciding which problems are relevant, a crucial role is played by the social groups concerned with the artefact, and by the meanings which those groups give to the artefact: a problem is only defined as such, when there is a social group for which it constitutes a ‘problem’.
Los autores insisten en cuáles fueron los «grupos sociales» que influyeron en esta tecnología. En el momento en que nacen las bicicletas, en la segunda mitad del siglo XIX, se podía hablar de grupos a favor y en contra de la bicicleta por diversos motivos (la seguridad era uno de los principales, por cierto). Hoy la construcción social de una bicicleta, si nos referimos a nuestro caso de investigación, tiene en cuenta naturalmente no solo a la marca sino a cierto grupos de usuarios (avanzados, líderes o como se quiera llamar a quienes participan en el foro de discusión) y también a los ciclistas profesionales, la tienda como canal de distribución o a la crítica especializada. La bicicleta evoluciona sobre la base no de un modelo lineal de desarrollo tecnológico sino por las mutuas influencias de estos grupos sociales.
De acuerdo con la influencia de cada grupo social los problemas a los que se va enfrentando la tecnología se solucionan de diferente manera. Surgen variaciones y algunas de ellas «ganan» y son seleccionadas. El producto, de alguna forma, se dispersa y se contrae. Progresa con ciertos grados de estabilización, como en su momento supuso pasar a un modelo «seguro» con ruedas más pequeñas frente a otros anteriores que eran muy inestables y podían causar accidentes.
Así pues, la construcción social de la tecnología sucede a través de un progreso no lineal sujeto a la fuerza de los diferentes grupos sociales. Los artefactos pasan por fases iniciales de constante «deconstrucción» por cuanto hay una enorme flexibilidad interpretativa para luego avanzar hacia estadios posteriores donde el debate se va cerrando y se llega a nuevos estándares.
En fin, el asunto es que este enfoque «social» de la tecnología y el pensamiento científico frente a otro más frío y racional es el que observamos por detrás de nuestro modelo de bicicleta. Ya veis de qué cosas hablamos en la tesis 🙂