Volvemos. Retomamos una nueva temporada. Si todo va bien, la última, con la meta puesta en junio de 2018. Ahí deberemos terminar esta ruta hacia el doctorado con la lectura de la tesis. Y he querido volver al camino con un pequeño guiño al juego y la pasión por el ciclismo. Con la ilusión de un niño, un texto extraído del libro de Tim Krabbé La etapa decimocuarta, 71 historias de ciclismo, publicado por Libros de Ruta.
Las reglas de mi Tour eran las mismas que las del Tour normal, y corrían incluso los mismos ciclistas. Empecé con cajetillas de cerillas, pero ocupaban demasiado. Entonces me pasé a pinzas de tender ropa. Escribía sobre ellas el nombre y el país de los ciclistas. Las juntaba en un montón y con los ojos cerrados cogía un puñado, que formaba un grupo de cabeza. Una etapa consistía en que, de esta forma, las pinzas daban la vuelta a la habitación; la meta era un trozo de lona. Si a la llegada todavía quedaba un grupo unido, entonces le daba un golpe con la palma de la mano, para el sprint final. A veces algunos ciclistas acababan debajo del armario, pero nunca llegué a perderlos.
Sí favorecía un poco a los chicos más fuertes; cómo no iban a adelantar a un grupo de cabeza formado por unos completos profanos en una etapa dura de montaña. No debía resultar ridículo. Mi Tour siempre tuvo ganadores de los buenos. Nencini ganó mi Tour antes que el normal.
Una etapa así iba rápido, pero el cálculo de la clasificación requería mucho tiempo. Pero también lo más divertido y lo más emocionante, porque no podía nunca prever de inmediato las consecuencias de una etapa. Después de un par de etapas iba ya más rápido, porque mi madre necesitaba a veces las pinzas, y entonces se tenían que producir de repente un montón de abandonos. Pero nunca por parte de los importantes, en eso sí que me fijaba. Cuando volvía del colegio, lo primero que hacía siempre era mirar la cuerda de la ropa. Algo me recorría el cuerpo cuando veía mis calzoncillos tendidos, sujetos por Bahamontes y Nencini.
Lo dicho, retomamos el blog del doctorado. En breve la planificación para este sprint final. Con la ilusión de un niño.
Pues ánimo, verás qué bien sale todo. Estaré por aquí para ver cómo marcha todo.
Gracias por la compañía. Siempre se agradece 🙂