A estas alturas de partido, uno es sensible a ciertas variables que muy probablemente en otro contexto no tendrían más trascendencia. Ahora mismo estoy encallado con un asunto burocrático: encontrar una fecha en la que todas las personas implicadas en la defensa, esto es, quienes conforman el tribunal, mi director y mi codirector, tengan disponibilidad. Y sí, ha empezado la fiesta del si tú puedes, yo no. Total, que no sé muy bien todavía cuándo voy a defender la tesis.
En nuestra universidad la normativa exige que sean cinco las personas que conforman el tribunal. Nada de tres, como ocurre en otras y nada de que se habiliten soportes tecnológicos para intervenir mediante videoconferencia o fórmulas parecidas. No, en mi universidad hay que estar de cuerpo presente. Así son las cosas.
La idea inicial había sido el 25 de junio, pero dos de las personas que conforman el tribunal tienen dificultades. Es lógico, la gente tiene sus compromisos, hay que entenderlo. La semana siguiente mi director de tesis está en Holanda; así que hay buscar alternativas. En ello estamos.
Comento todo lo anterior supongo que con cierta sensación de pataleo, pero a sabiendas de que las normas son como son y hay que cumplir con ellas. La realidad es que tampoco debería suponer ningún problema irresoluble. Sencillamente exige más gestiones, nada más. Voy a intentar buscar una fecha en la semana del 9 de julio. No quiero irme más allá porque ahí sí que entramos en fechas peligrosas: quien más quien menos empezará a pensar en sus vacaciones veraniegas.
En fin, no es más que un post de desahogo por este pequeño estrés que me ha entrado a cuenta de cerrar la fecha. En realidad, creo que me estoy ahogando en un vaso de agua. No sé, sensaciones extrañas que le entran a uno cuando está al final de este viaje. Bueno, al final, de esta etapa del viaje. Porque la ruta continuará 😉