Arquitectura urbana para bicis y no para coches

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Ha concluido recientemente en Amsterdam la Bicycle Architecture Biennale. Su lema: «Bicicletas que transforman ciudades. Ciudades que transforman el mundo». Es un evento en el que se reúnen las eminencias en arquitectura para infraestructuras ciclistas. El triángulo de conceptos es simple: ciudad, bicicleta y arquitectura. Quizá podríamos hablar de urbanismo como concepto más amplio y reemplazar el de arquitectura aunque, al final, hay que llegar a concretar en infraestructuras lo que el urbanismo diseña. Ahora bien, no está de más traer a colación la propuesta de diferenciación entre cité y ville de Richard Sennett. Porque una cosa es lo que el urbanismo o la arquitectura pretenden y otra lo que la realidad termina por imponer.

En el vídeo que embebemos en este artículo puedes escuchar un alegato en favor de la bicicleta como medio sostenible de transporte en la ciudad. ¿Por qué tanto pensar en vehículos autónomos que no cambian el paradigma imperante, sino que refuerzan la idea de «coche» tradicional pero con otro tipo de motor? Si las ciudades pivotaran alrededor de las bicicletas como su principal medio de transporte, el urbanismo sería diferente. No obstante, todo pasa por que el futuro del planeta será sí o sí cuestión de ciudades más y más grandes. Para hacérselo pensar, ¿verdad?

Si queréis comprender cómo las ciudades y los espacios son para los coches no tenéis más que leer Las batallas de la bici. Es un libro de James Longhurst del que ya escribimos aquí una reseña. Vale que se centra en el caso americano, pero sirve para entender por qué las cosas son como son hoy en día en nuestras ciudades. Eso sí, con un rayo de esperanza ya que puede que nunca como ahora haya tanta conciencia sobre el destrozo medioambiental que los humanos estamos infligiendo a nuestro planeta. Y ahí la bici puede recuperar peso por su aportación al transporte sostenible.

La bienal de la que hablamos al comienzo de este artículo es una buena noticia. Allí en Amsterdam se mostraron algunos de los proyectos referentes en materia de bici y ciudad. Da un poco miedo que la forma se coma al fondo, pero no hay duda de que algunos de ellos llaman mucho la atención. Quizá influido por el lugar en el que vivo, la cuestión de fondo para mí sigue siendo de convivencia, de cultura, de respeto, de compartir espacios sabiendo que mi bici es un artefacto extremadamente frágil frente a un coche y que mi velocidad también puede causar daño a una persona que camina.

Rafi Friedman, responsable de comunicación de la bienal, entrevistado en Ciclosfera, se explicaba así al preguntarle por cómo deben ser la infraestructura ciclista:

Debe conectarte a tu entorno de forma natural. Hacer que te sientas libre y seguro, conectarte con otros ciclistas y posibilitar que trasladarse por la ciudad sea divertido y social. Los carriles bici deben ser amplios, de manera que varias personas puedan pedalear una junto a la otra. Además, deben contar con protección frente a vehículos motorizados contaminantes. También han de hacer que sea posible acceder a un edificio y estacionar la bicicleta con facilidad. Por último, aunque no menos importante, al diseñar la infraestructura ciclista es importante tener en cuenta las diferentes velocidades a las que viajan los vehículos. Por ejemplo, una bicicleta eléctrica circula a una velocidad significativamente más alta que una normal. Diferentes velocidades deben significar diferentes caminos específicos. Y una última cosa: toda infraestructura ciclista debe ser inspiradora, para que gente de todo el mundo se sume a crear las ciudades del futuro.

¿En dónde estamos hoy en día? Seamos realistas, aquí y ahora, muy lejos. Pero bueno es que haya eventos de este tipo y que la gente se una en torno a este tipo de objetivos.

 

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